El correr ayuda a que te relajés y a que estés en paz contigo mismo. Es una práctica simple, que la podés practicar en la calle, en el parque o en el gimnasio y de la cual solo necesitás hidratación, ropa cómoda y el calzado correcto.

En invierno, cuando llueve nada cambia, debés de seguir practicandolo. El reto es aún mayor, así como lo gratificante de la actividad, pero para, debés aplicar algunos cambios en las rutinas y ser más cuidadosos:

• Tenés que evitar salir si la lluvia es demasiado intensa, si graniza, si hay una tormenta eléctrica o si las ráfagas de viento son difíciles de capear.
• Una buena motivación ante el mal tiempo es salir a correr en grupo o acompañado.
• Debés calentar, pero hacelo bajo techo.
• Hidrate, esto es fundamental.
• Usa medias de calidad y ponete en los pies vaselina si es necesario.
• No te abrigués demasiado. Aunque al principio tenga frío e incomodidad bajo el agua, su temperatura corporal se adaptará enseguida.
• Evitá las camisetas y pantalones de algodón que retienen el agua, y se convierten en una carga incómoda.
• Utilizá ropa de colores claros o con elementos reflectantes.
• Usá tenis de suela lisa bastante rallada y con surcos grandes para evacuar el agua.
• Utilizá una gorra o visera que te ayude a mantener tus ojos protegidos del agua, para que tengás una buena visión.