30 noviembre, 2020

Entrenamiento

Ejercitá el diafragma

Posición inicial

  • Acostate en el suelo.
  • Conectá con la distribución de tu peso en los pies, su relación con la pelvis, el abdomen, el tórax, el cuello y la cabeza.

Observá el diafragma podal

  • Imaginá que respirás a través de la planta de los pies en contacto con la pared.
  • Sentí cómo ese contacto te ayuda a explorar la sensación de expansión y retracción de todo el tejido plantar de manera relajada.
  • Compará las sensaciones con el inicio.

Activá el diafragma pélvico y urogenital

  • Realizá pequeños movimientos de contracción y relajación del suelo pélvico y sus diafragmas.
  • Explorá su tono y cómo se relaciona con el resto del cuerpo.
  • Si te acostás sentí la activación pélvica, ayudate con una pelota entre las rodillas activando también el tejido aductor y poco a poco ve diferenciando la activación del suelo pélvico.

Explora tu suelo pélvico

  • Tomá como referencia una posición neutral sentada en la que tus pies y rodillas estén paralelos, con las rodillas aproximadamente a 90° de flexión o ligeramente por encima.
  • Colocá tus manos bajo la pelvis contactando con la base de cada isquion.
  • Explorá el suelo pélvico a través de la realización de micromovimientos.
  • Dejá rodar la pelvis hacia delante imaginándote un hilo que lleva el pubis hacia el suelo.
  • Dejá rodar la pelvis hacia atrás visualizando un hilo que lleva el coxis y sacro hacia el suelo.
  • Inicia los movimientos con un poco de amplitud y poco a poco intenta ir reduciendo cada vez más el movimiento generado.

Sentí el espacio entre tu abdomen y pelvis

  • Sentí cómo el movimiento anterior influye en la posición del abdomen y de la zona lumbar.
  • Explorá la sensación de activación y relajación de tejido.
  • Poco a poco ve haciendo movimientos más pequeños.

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