Ejercitá el diafragma
Posición inicial
- Acostate en el suelo.
- Conectá con la distribución de tu peso en los pies, su relación con la pelvis, el abdomen, el tórax, el cuello y la cabeza.
Observá el diafragma podal
- Imaginá que respirás a través de la planta de los pies en contacto con la pared.
- Sentí cómo ese contacto te ayuda a explorar la sensación de expansión y retracción de todo el tejido plantar de manera relajada.
- Compará las sensaciones con el inicio.
Activá el diafragma pélvico y urogenital
- Realizá pequeños movimientos de contracción y relajación del suelo pélvico y sus diafragmas.
- Explorá su tono y cómo se relaciona con el resto del cuerpo.
- Si te acostás sentí la activación pélvica, ayudate con una pelota entre las rodillas activando también el tejido aductor y poco a poco ve diferenciando la activación del suelo pélvico.
Explora tu suelo pélvico
- Tomá como referencia una posición neutral sentada en la que tus pies y rodillas estén paralelos, con las rodillas aproximadamente a 90° de flexión o ligeramente por encima.
- Colocá tus manos bajo la pelvis contactando con la base de cada isquion.
- Explorá el suelo pélvico a través de la realización de micromovimientos.
- Dejá rodar la pelvis hacia delante imaginándote un hilo que lleva el pubis hacia el suelo.
- Dejá rodar la pelvis hacia atrás visualizando un hilo que lleva el coxis y sacro hacia el suelo.
- Inicia los movimientos con un poco de amplitud y poco a poco intenta ir reduciendo cada vez más el movimiento generado.
Sentí el espacio entre tu abdomen y pelvis
- Sentí cómo el movimiento anterior influye en la posición del abdomen y de la zona lumbar.
- Explorá la sensación de activación y relajación de tejido.
- Poco a poco ve haciendo movimientos más pequeños.