28 abril, 2023
Bienestar
Además de una alimentación baja en grasas y rica en carbohidratos complejos, por lo general se precisa un programa de control de peso y de ejercicio, que suele implicar restringir las calorías.
Para controlar la diabetes resulta decisiva la combinación de la proporción de los diferentes tipos de carbohidratos, proteínas y grasas.
Los alimentos con bajo índice glucémico modulan mejor las oscilaciones sanguíneas de glucosa y la secreción de insulina ya que se absorben más lentamente, y mejoran la hemoglobina glicosilada.
Además, la fructosa de la fruta no produce la clase de elevación rápida en la glucosa que ocasiona la sacarosa del azúcar refinado.
La cebolla y el ajo disminuyen la glucemia, el colesterol y la presión arterial, lo que indica su utilidad como componentes en la preparación de los platos y la alimentación de pacientes diabéticos.
El té verde, en dosis de dos tazas o más al día, contiene potentes polifenoles que tienen efectos antioxidantes significativos y beneficios inmunitarios; esta bebida también es un complemento adecuado en la alimentación del diabético.
Un alto nivel de fibra fija el colesterol en el intestino, reduciendo sus efectos dañinos de aceleración de la aterogénesis. Algunas clases especiales de fibra zaragatona, lino, pectina o salvado de avena son muy útiles para completar las raciones de legumbres y frutas.
Que el desayuno sea rico en fibra en vez de grasas es un comienzo saludable. Esto se logra mejor incluyendo cereales con mucha fibra, como la avena.
Conviene evitar las bebidas gaseosas ricas en azúcar y los alimentos de alto contenido glucémico como la comida rápida, ampliamente disponible y hábilmente comercializada, lo que supone el preludio de la diabetes
Por grupos de alimentos, algunas buenas opciones para el diabético son: