Se dice que son buenos para la salud y que ayudan en la digestión; aunque también hay quienes piensan que no los necesitan. En suma, hay muchos mitos y verdades sobre los probióticos, esos productos que se convirtieron en los suplementos dietéticos más demandados y consumidos en el mundo.
Acá te dejamos algunos mitos alrededor de ellos:
- Una persona sin síntomas no necesita probióticos. Un probiótico podría resultar beneficioso, aunque no se hayan presentado aún problemas evidentes de salud.
- Los probióticos son medicamentos. No se consideran medicamentos, sino suplementos dietéticos cuando los encontramos en el mercado en forma de cápsulas, polvos o gotas. También hay alimentos naturales que contienen probióticos.
- Todo alimento que contiene bacterias es probiótico. No siempre es así. En un alimento contaminado puede haber microorganismos que, en realidad, resulten perjudiciales.
- Los alimentos fermentados son probióticos. Algunos alimentos fermentados son probióticos y otros no. Los que son sometidos a procesos de pasteurización, cocción, destilación, entre otros; pueden terminar sin bacterias vivas. Eso no significa que dejen de ser nutritivos.
- Los yogures son probióticos. No todos los yogures son probióticos. La leche se pasteuriza para excluir bacterias, lo que eliminaría la presencia de los microorganismos; no obstante, algunas marcas comerciales añaden cepas beneficiosas luego de pasteurizar.
- Todos los probióticos son iguales. No, no todos los probióticos son iguales. Cada cepa de bacteria es un ser vivo distinto.
- Mientras más bacterias, mayor efectividad. No necesariamente habrá más efectividad con más bacterias presentes. En efecto, los probióticos deben contener una cantidad mínima de cepas para que surtan efecto.
- El yogur es el mejor alimento probiótico. Todos los alimentos fermentados que se desarrollen utilizando o añadiendo bacterias vivas serán buenos probióticos.