¿Vigorexia? Tal ves nunca habías escuchado esta palabra. Se trata de la dependencia o adicción al ejercicio por una necesidad de actividad física. Si una persona que padece de esto deja de practicar deporte, puede tener síntomas de ansiedad o depresión, como el síndrome de abstinencia.

La necesidad de verse bien, hace que haya una incapacidad de ver con exactitud el tamaño del propio cuerpo. La distorsión no se encuentra en la vista, sino en el cerebro y en la interpretación que se hace de la realidad que se observa.

La vigorexia tiene una causa multifactorial, donde la distorsión de la imagen corporal viene por:

• Influencia de la sociedad: los cánones de belleza marcados y estipulados por la publicidad.
• Grado de interiorización del ideal de belleza
• Personalidad obsesiva: la persona tiene tendencia a la baja autoestima y un esquema perfeccionista, con comportamientos que promueven la distorsión.
• Déficit serotoninérgico: la depresión relacionada a la falta de serotonina en cantidades adecuadas está detrás de muchas obsesiones, incluida la vigorexia.

No estamos diciendo que no hagás deporte, solo tenés que regular la intensidad y concéntrate en lo importante, que es tu organismo sano.