Ni es cierto que el hijo mayor sea siempre un líder, como tampoco lo es que el menor sea mimado y dependiente. Tampoco es verdad que el hijo único sea un pequeño tirano marcado por el egoísmo. Lo determinante en cada caso es el estilo de crianza.
Un hijo único no siempre cuenta con la atención exclusiva de sus padres. El temperamento de cada pequeño es distinto y varía la forma como es educado.
Un amplio estudio hecho en Alemania y publicado en 2019 concluyó que no existe ninguna relación entre ser hijo único y tener rasgos narcisistas o ser más egocéntrico. Otras investigaciones han llegado a resultados similares. Acá te contamos los mitos más comunes:
- Son más egoístas: este es, quizás, el mito más extendido en torno al hijo único. Se dice que por no tener hermanos no aprenden a compartir.
- Tienen dificultades para relacionarse con los demás. Los niños que tienen hermanos desarrollan las habilidades sociales con más rapidez y fluidez. El hijo único lo hace con los otros niños con los cuales tiene contacto.
- Tienen mayor necesidad de afecto. No es cierto que el hijo único crezca necesitando la atención y los mimos de todo el mundo. En realidad, suele suceder todo lo contrario.
- Tienen una infancia más limitada. Este es uno de los factores en los que la crianza resulta decisiva. Si un niño es sobreprotegido y se le aísla, tendrá vivencias más limitadas.
- Son tiranos. Un carácter tiránico no depende de ser hijo único. Los padres que no ponen límites a sus hijos y que ceden a los caprichos de estos van a generar niños tiranos, sin que importe que tengan hermanos o no.
- Lo tienen todo y por eso no valoran nada. La valoración de lo que se tiene es algo que enseñan los padres a través de la crianza.