Es normal que sintás calambres repentinos o tensión en los músculos de la durante la noche, esto sucede cuando te estás quedando dormido o cuando te estás despertando, y aunque dura solo unos segundos, no es nada placentera.
Si aún no sabes por qué te pasa esto, ten en cuenta esta lista de posibles situaciones para que descubrás cuál podría ser tu caso.
- Por hacer ejercicio en exceso o no estirar ni calentar de la manera correcta.
- Tener una vida sedentaria en la cual estás de pie o sentado en el mismo sitio durante mucho tiempo.
- Falta de potasio, calcio y otros minerales en sangre.
- No tomar la suficiente agua por día.
- Tomar pastillas anticonceptivas, esteroides o diuréticos.
- Tener pies planos o alguna enfermedad tiroidea.
Si te preguntás como detenerlos, acá te contamos.:
- Intentá moverte un poco más. Caminá, bajá y subí escaleras; hacé ejercicios de estiramiento que te ayuden a la circulación de la sangre.
- Estirá los músculos de la pantorrilla, mientras estás sentado. Estirá la pierna y flexioná el pie para arriba y hacia la rodilla.
- Estirar mientras estás de pie. Parate a unos centímetros de una pared, inclinate hacia delante contra ella y mantené la rodilla de la pierna afectada estirada y el talón en el suelo.
- Tomá una ducha caliente o baño tibio. Si no podés usá compresas de hielo.
La mejor recomendación para prevenirlos, es tomando mucha agua durante el día, tener hábitos sanos en cuanto a la alimentación y el ejercicio.