10 junio, 2020
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Las grasas son esenciales en la alimentación y se pueden encontrar en muchos alimentos naturales.
Hoy en día, no solo la podés encontrar en alimentos. Los avances tecnológicos han permitido extraerlo y aislarlo de los alimentos para emplearlos como ingrediente de formas muy diversas.
Existen muchos tipo de aceites; los más utilizados en la alimentación son los de girasol, soja, maíz, cacahuete y cártamo. Pero cada vez hay más aceites, por lo que ahora es normal encontrar de pepitas de uva, sésamo, borraja, argán, semillas de calabaza y lo más importante, es que todos estos son ricos en ácidos grasos poliinsaturados (AGPI).
Si te preguntás, ¿cuál es el mejor?, te contamos que por excelencia y un ícono de la dieta mediterránea es el de oliva. Una de las principales razones es por contener ácido oleico y ácido graso monoinsaturado que con diferencia posee en mayor proporción y que se considera un factor de protección cardiovascular.
Si querés saber más de este aceite, buscá en nuestro blog la nota sobre el aceite de oliva.
El aceite de girasol no es tan utilizado en nuestro país, en países europeos como España, es uno de los aceites más consumidos. Este es rico en ácido linoleico, tiene un contenido bajo en ácido oleico y muy bajo en omega-3.
Si bien los aceites tienen muchos beneficios, pero tenés que tener en cuenta que no lo podés consumir en grandes cantidades. Esto se debe a que poseen elevado contenido calórico, se recomienda un consumo de entre 30 y 50 g al día, que corresponden a tres o cinco cucharadas.
Si estás pensando en usar alguno de estos aceites para cocinar, el más recomendado es el aceite de oliva, pues soporta mejor las temperaturas elevadas. Los otros aceites, tienen un mayor porcentaje de grasas poliinsaturadas, son más sensibles al calor, por lo que es preferible reservar su uso a preparaciones en frío.
Importante que tengás en cuenta que los aceites hay son sensibles a la luz y el calor, por eso deben conservarse en recipientes bien cerrados.