08 octubre, 2020
Bienestar
El síndrome del conejo consiste en una serie de movimientos involuntarios que son repetitivos, verticales y rápidos en la zona de la boca, iguales a lo de un conejo, de ahí su nombre.
En términos generales, es causado por un efecto secundario de algunos compuestos farmacológicos y su aparición suele darse mucho tiempo después de estar consumiendo medicamentos.
Este síndrome está dentro de los llamados síntomas extrapiramidales o efectos secundarios extrapiramidales, que son aquellos trastornos que afectan al movimiento de una parte del cuerpo, reducen la capacidad de mover cierta parte de la musculatura o por generar movimientos involuntarios, como es el caso del síndrome del conejo.
Un dato sobre este síndrome es que no afecta a los músculos de la lengua, como sí hacen otros trastornos similares. Además, quien lo padece no tiene dificultad a la hora de tragar los alimentos, aunque sí para realizar otras acciones, como es el hecho de masticarlos.
Las causas de este síndrome como ya lo mencionamos al inicio, provienen del consumo de ciertos tipos de fármacos como: haloperidol (conocido comercialmente como Haldol), la pimozida (que se vende como Orap) y la flufenazina (Prolixina). Todos estos son diferentes tipos de neurolépticos o antipsicóticos.
También el aripiprazol, la olanzapina, la tioridazina y la clozapina, que se usan regularmente para controlar trastornos como tourette, esquizofrenia o trastorno bipolar.
Si estás teniendo este síndrome, lo ideal es visitar un médico.
El tratamiento más común es consumir anticolinérgicos que se utilizan para impedir que se libere un tipo muy concreto de neurotransmisores (la acetilcolina), ya que son los responsables de comunicar, desde las neuronas a los músculos, que deben iniciar el movimiento.
Eso sí, antes de consumir este tratamiento es importante tener asesoría médica y tomarlo con medida ya que traen efectos secundarios que pueden afectar otras zonas de tu organismo.