Son dos de los aceites más consumidos. Normalmente cuando se compra un aceite se dirigen por el precio que por los beneficios que cada uno le aporta a su salud, siendo esto en parte un error que aún que estás por corregir.
El aceite de oliva es considerado un alimento muy sano e infaltable en una dieta mediterránea, y el de girasol de alguna forma, no goza de la misma popularidad y suele pensarse que funciona solo para ponerle a las ensaladas.
Acá te dejamos los beneficios de cada uno:
Aceite de oliva
- Mejora tu estómago y aparato digestivo de bacterias como el helicobacter pylori.
- Reduce el dolor articular e hinchazón en personas con artritis, además potencia las funciones cognitivas, metabólicas y cerebrales.
- Previene la diabetes, mejora la salud cutánea y tiene fuentes altas que ayudan a evitar el envejecimiento prematuro y osteoporosis.
- Previene el alzheimer y todas aquellas enfermedades de índole inmunológico.
- Reduce el colesterol y pierdes peso gracias a que contiene grasas saludables.
Aceite de girasol
- Tiene efectos antiinflamatorios por lo que personas con artritis o síndrome premenstrual, deben consumirlo.
- Ayuda a mantener el corazón sano, mejora la circulación y reduce el riesgo de infartos.
- La vitamina E que contiene el aceite de girasol, es útil en la prevención de asma, cáncer y artritis reumatoidea.
- Tiene propiedades que ayudan al rendimiento sexual.