Hablar de salud mental es esencial para construir sociedades más sanas. Ansiedad, depresión o estrés son experiencias humanas comunes, pero el silencio o el estigma pueden agravar los síntomas. Reconocer que necesitamos apoyo no es signo de debilidad, sino de fortaleza.

Terapias psicológicas, grupos de apoyo o prácticas de autocuidado como la meditación pueden marcar una gran diferencia. La clave está en pedir ayuda a tiempo, antes de que las emociones se acumulen y generen sufrimiento innecesario.

La salud mental también se cultiva con hábitos simples: dormir bien, tener rutinas, moverse con regularidad y mantener vínculos sociales positivos. El cerebro, al igual que el cuerpo, necesita descanso, ejercicio y buena alimentación.

Promover conversaciones abiertas sobre el bienestar emocional permite que más personas comprendan que cuidarse mentalmente es tan importante como cuidar el corazón o los pulmones.