Muchas veces las personas se confían y creen que, como ya lograron reducir de talla, no tienen que seguir una dieta estricta y comienzan a darse una serie de "permisos", que traen sus consecuencias posteriormente tras consumir postres, grasas saturadas y gaseosas. Pero el problema de esos "pequeños gustos" es que dejan de ser algo ocasional y de nuevo se convierten en un hábito alimenticio, por lo que el incremento de peso aparece de nuevo. Para que esto no le suceda, anote estos alimentos que debe mantener bajo control y evitar así el "efecto rebote". Sal:  el exceso de este condimento provoca la retención de líquidos, que entorpece el metabolismo y hace que las personas se vean y se sientan hinchados. Arroz blanco: este alimento posee una gran cantidad de almidón, elemento que puede provocar que tu metabolismo sea más lento y se aumentes de peso. Sustituye por arroz integral. Harinas refinadas: al que tenés que mantener bajo control es el pan blanco, ya que las harinas refinadas son uno de los alimentos que se convierten más rápido en azúcar al momento de la digestión, lo que a su vez provoca que acumulés grasa en el cuerpo. Alimentos que producen gas: por ejemplo el brócolí, las coles de Bruselas, col y cebollas contienen enzimas que provocan gases durante la digestión, los que se acumulan en el tracto gastrointestinal y provocan hinchazón. Ante esto debés reducir el consumo de estos hasta que el organismo se adapte al nuevo peso y la dieta saludable que se debe seguir. Leche: la leche entera contiene glucosa y galactosa, dos azucares que rápidamente pasan al torrente sanguíneo al momento de la digestión. Para que esos azúcares no se conviertan en grasa y se acumulen, procurá tomar leche deslactosada y no abusés del consumo de yogurt, quesos y otros lácteos. Importante: No es necesario que los eliminés por completo de la alimentación, pero sí tiene que mantenerlos a raya.