01 noviembre, 2025
Bienestar
La alimentación consciente es una práctica que invita a reconectarnos con el acto de comer. En lugar de ingerir alimentos de forma automática o por ansiedad, observá tus pensamientos, emociones y sensaciones físicas durante las comidas.
Recordá que se trata de disfrutar cada bocado, identificar cuándo tenés hambre real y cuándo comés por impulso.
Numerosos estudios han demostrado que esta práctica puede mejorar la digestión, reducir el estrés y ayudar a mantener un peso saludable. Comer despacio permite que el cerebro reciba las señales de saciedad, lo que evita los excesos y mejora la relación con la comida.
Además, la alimentación consciente fomenta el respeto hacia los alimentos y su origen. Aprendé a valorar los ingredientes, a elegir productos frescos, locales y de temporada, fortaleciendo así una relación más sostenible con la naturaleza.
Incorporar este hábito no requiere cambios radicales: basta con apagar pantallas, masticar despacio y disfrutar el momento. Comer con atención es también una forma de autocuidado.